Soy un cobarde (o seguramente debo de serlo). La mayoría de nosotros y nosotras quizás lo seamos. Llegué a ese absoluto convencimiento, no por ningún arrebato de sentimentalismo, ni porque esté atravesando por algún estadio de abatimiento extremo o de melancolía, sino que simplemente después haber entrado en contacto con los entresijos de la vida […]