Cuando amanece, los niños refugiados corren al centro del temple: Europa parece ciega, escucha sorda. Si pueden llegar a las puertas, aceptará 400 mil refugiados para que hagan gustosamente mondadientes para las ruedas dentadas del capitalismo. Estarán hambrientos, sedientos pero aún vivos si pueden pasar las olas del Egeo, los garrotes de la policía griega, […]